Muchos profesionales están acostumbrados a trabajar solos en todas las frentes. Sacar a flote el proyecto, mantener contacto con los clientes, estar al tanto de lo que ocurre en la empresa, etc. La famosa serpiente que se muerde la cola: Mucho trabajo, no puedo pensar en organizarlo mejor, si paro para pensar en organizarlo, o si hablo con un compañero o compañera, pierdo valiosas horas, y no avanzo.
Pues bien, una solución fácil es la checklist. (Tras considerarlo mucho en la redacción hemos optado por el término anglosajón, por corto, conciso y a lo mejor lo suficientemente nuevo, como para introducir un hábito nuevo.) Una invención tan simple como útil.
Las ventajas indiscutibles: 1. Al reflexionar sobre los puntos de la lista se sistematiza y conceptualiza el proceso 2. Apuntar los puntos desocupa la memoria y crea capacidad mental 3. Saber de antemano los siguientes pasos ahorra tiempo porque evita el estancamiento cuando se aplacen citas, o falla un elemento clave 4. Tener sistematizado el proceso evita duplicaciones y repeticiones y ahorra costes
Además la checklist: - asegura la percepción total y correcta de las tareas a realizar - reduce los esfuerzos de memoria - ofrece una perfecta posibilidad de control - permite la sistematización de los procesos para la formación de empleados - facilita compartir tareas - reduce el estrés - y permite la mejora de los procesos utilizados en el proyecto
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